El juicio blanco
En el año 2094, la Tierra era un vertedero superpoblado, donde el aire se vendía embotellado y el agua pura era un lujo de élites. Las enfermedades se propagaban como sombras, invisibles pero letales. Los gobiernos cayeron bajo el yugo de las grandes farmacéuticas, que dictaban leyes disfrazadas de reglamentos de salud. Fue entonces cuando nacieron "Los Custodios de la Vida": médicos convertidos en jueces, portadores de un poder absoluto.
En los hospitales no se curaba, se evaluaba. Cada paciente recibía un número, un informe, y una sentencia. La falta de recursos justificaba decisiones frías, sin espacio para la empatía. Los Custodios decidían quién merecía vivir basándose en criterios de productividad, genética "deseable" o influencia social.
Lina, una joven médica, había creído en el sistema. Hasta que su hermano menor, Darío, fue diagnosticado con una enfermedad rara. Incurable, costosa, improductiva. Aunque suplicó, el veredicto fue simple: "No prioritario". Observó cómo su propio juramento se desmoronaba bajo las sombras de la avaricia.
Pero Lina no se rindió. Encontró un grupo clandestino de médicos que aún recordaban el verdadero propósito de su profesión. Trabajaban en sótanos, con recursos robados, desafiando a las autoridades. No podían salvar a todos, pero podían demostrar que la compasión no era un recurso escaso.
El levantamiento comenzó con una chispa: una transmisión pirateada donde Lina reveló la corrupción oculta tras los mandatos de las farmacéuticas. Mostró rostros, historias, vidas descartadas como estadísticas.
El mundo despertó.
El cambio no fue inmediato ni fácil. Sangre corrió antes que esperanza. Pero, poco a poco, la humanidad recordó que el valor de una vida no se mide en función de su utilidad, sino en su simple existencia.
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