La Última Transmisión de Lys

La lluvia caía como si el cielo quisiera borrar algo.

    Era 3 de abril de 2025, y Lys sabía que no saldría viva de aquella noche.

    El Eco había sido infiltrado, lo supo por el silencio, por las miradas que evitaban la suya, por la frecuencia que, por primera vez, no devolvía eco.

    Aun así, subió al viejo observatorio, donde las transmisiones piratas se emitían desde una antena oxidada. Tenía solo unos minutos antes de que llegaran. No para escapar, sino para dejar algo.

Encendió el micrófono, la señal era débil, pero suficiente. Su voz, sin temblor, atravesó el aire:

“Si estás escuchando esto, recuerda:
No soy importante.
Lo que importa es lo que descubrimos juntos.
Lo que importa es que aún puedes recordar.
El silencio también miente.
Y tú ya sabes cómo se escucha la verdad.”

    Luego recitó un poema, uno que nadie había oído antes. Las palabras estaban codificadas, ocultas en metáforas, en ritmos que solo los miembros de El Eco sabrían descifrar.

    Cuando los agentes llegaron, Lys no corrió, no gritó, no se defendió. Solo les miró como quien ya ha visto el final de la historia y ha decidido escribir otro.

  La llevaron sin emitir comunicado, sin juicio, sin cuerpo. Oficialmente, fue “reeducada”. Extraoficialmente, desaparecida.

    Pero semanas después, en una transmisión fallida del canal estatal, se coló una voz. Solo tres segundos. Solo tres palabras.

“Aún estoy aquí.”

    Desde entonces, cada vez que una señal se distorsiona, cada vez que una canción suena diferente, cada vez que alguien sueña con fuego y libros, El Eco crece.

Porque Lys no murió. Se convirtió en frecuencia.

Comentarios

Entradas populares